El pulmón pesa tanto que puede verse a través de la piel, y es hexagonal, pero el único estado posible es el de todo el cuerpo contra el suelo, lo que me hace parecer un manatí con anorexia severa. Por eso, me he recluido en una gruta frente al mar, donde todo parece blanco excepto por un manatí espantoso que retoza en el suelo de piedra, que tampoco es blanco, y un prado infinito justo a su lado, que no es blanco ni ofrece posibilidades a los turistas de las fotografías. Los turistas no son como el manatí, porque no son blancos, pero sus fotografías sí que son en blanco y negro porque así parecen más nostálgicas y les dan un aire de otra época, aunque si todas parecen de otra época, entonces no hay referencias de ésta y por lo tanto el efecto deseado por los turistas sociales se pierde en favor del manatí y en contra del color blanco y blanco. Pero hay cámaras que hacen fotografías en blanco y blanco, y eso es la democracia, porque somos todos iguales, iguales a la roca, al prado y al manatí, aunque sin pulmones por culpa de la cola blanca con la que se pegan las fotos de carne en los documentos de identidad de las sociedades occidentales, en los que la imagen del ciudadano se percibe en blanco y negro gracias a la tecnología de la democracia, y todos parecen venidos de otra época en la que no había democracia, pero los manatíes seguían campando a sus anchas por prados blancos como el ébano. Y aquí recluido siento un dolor punzante en la espalda, aunque no sé si la espalda es la barriga, porque mi cabeza y mis pies pueden girar 359 grados, y todo mi cuerpo es blanco. El dolor se transmite fácilmente y late y amenaza con expulsar un montón de desechos negros, blanco y negros, y dice que los manatíes no son capaces, pero sí lo son porque yo lo soy y el dolor es cada vez más punzante en el omphalos de la espalda, en la cueva blanca y negra, en la pradera de la humanidad descolorida, en las fotografías hechas sin intención por cámaras a todo color. Y el manatí sonríe al fin, liberado del dolor punzante que le producían las fotografías que cesaron al terminar la democracia en blanco y negro.
AEdlM
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