Te encuentro siempre,
muchas veces casi nunca,
a ti, que conoces mi huella,
la impronta de mi peso
al pisar el mundo asfalto.
Te descubro en tu propia miseria,
muchas veces
desde la mía,
o en tu gloria más sencilla
desde mi asiento reservado.
Te veo y te he visto,
y no te conozco,
disfrazado de enemigo,
hostil, transfigurado.
Y no me reconozco yo mismo
cuando violento tu humildad ocasional.
Te veo y sé quién eres,
y a veces también soy yo,
y comprendo,
aunque no aprenda,
llego a ser consciente
igual que tú también lo eres,
y somos sabios,
podemos serlo,
durante un abrazo impopular,
durante miligramos de tiempo,
ahora y nunca más.
Pero siempre te encuentro,
tras el adios,
tras despedirte hasta siempre,
"hasta nunca"
tras tu unción de enfermos,
tras tu muerte
y tras la mía.
Siempre te encuentro.
AEdlM
muchas veces casi nunca,
a ti, que conoces mi huella,
la impronta de mi peso
al pisar el mundo asfalto.
Te descubro en tu propia miseria,
muchas veces
desde la mía,
o en tu gloria más sencilla
desde mi asiento reservado.
Te veo y te he visto,
y no te conozco,
disfrazado de enemigo,
hostil, transfigurado.
Y no me reconozco yo mismo
cuando violento tu humildad ocasional.
Te veo y sé quién eres,
y a veces también soy yo,
y comprendo,
aunque no aprenda,
llego a ser consciente
igual que tú también lo eres,
y somos sabios,
podemos serlo,
durante un abrazo impopular,
durante miligramos de tiempo,
ahora y nunca más.
Pero siempre te encuentro,
tras el adios,
tras despedirte hasta siempre,
"hasta nunca"
tras tu unción de enfermos,
tras tu muerte
y tras la mía.
Siempre te encuentro.
AEdlM
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